¡HARTO!
Estoy consternado. Todos los días voy a recoger a mi madre y a mi hermano a la Universidad Católica donde trabaja la primera y estudia el segundo. Los recojo ahí y luego nos conducimos hasta nuestra vivienda. Siempre voy yo al volante. Hoy fue distinto.
- Dame el carro que yo manejo - me dijo al abrir la puerta.
-¿Pero por qué? ¿Qué hice? - contesté sorprendido.
- Bajate y te cuento - me dijo un poco agitada.
Desabroché mi cinturón y bajé curioso e impaciente por saber que ocurría. Mi madre rápidamente entró y cerró la puerta mientras yo cerraba la mía.
-¿Qué pasa mami? - pregunté
- Que si te "encañonan" ahorita vos no vas a saber como reaccionar... ¿Te acordás de aquél compañero que tuviste en la escuela de apellido \\\llén? Creo que se llamaba \\\\\....
- Claro que me acuerdo de \\\\\ \\\llén, también fuimos compañeros en el colegio...
- Pues mataron a su papá...
- ¡¿Cómo?! - contesté sorprendido - ¿Por qué?
- Por robarle el carro... ¡y a las cinco de la mañana, ya ni eso respetan!
Yo callé por un momento.
- El señor salía todas las mañanas a barrer la cuadra mientras rezaba el rosario, ponía Radio Luz en su carro y así lo rezaba...
- Que barbaridad - le dije consternado.
- Hijos como quisiera que se fueran de aquí... aunque me sentiría triste si lo hacen y los extrañaría pero al menos tendía la certeza que están seguros...
- Yo no me quiero ir - respondió mi hermano, un joven de 19 años con habilidades extraordinarias en el campo de la matemática.
-¿Por qué? - preguntó mi madre.
- Porque yo tengo que cambiar este país...
- Como si fuera tan fácil - le dije - como si fuera tan fácil... - me dije.
Muchos han sido los momentos en los que he tratado de buscar en mi cabeza una solución a los problemas de este empobrecido país llamado Honduras. Pero lo único que he encontrado es frustración, impotencia, vergüenza. ¿Dónde están los valores? ¿Dónde está la familia? ¿Qué putas está pasando con Honduras?
Estoy Harto,
harto de leer sensacionalismo frío en los periódicos,
harto de escuchar basura en concentraciones políticas,
harto de decepcionarme una y otra vez.
Estoy harto, completamente harto,
de salir a disfrutar de la naturaleza y encontrarme en el camino a gente muriéndose de hambre,
de ver niños creciendo con desnutrición mental,
de ver hombres gordos y elegantes con su cráneo repleto de excremento producto de la vanidad, las modas, los malos hábitos, la falta de moral y sobre todo la falta de humanidad.
Tal vez no son hombres, son cosas.
Estoy harto y mil veces harto,
de ver como un hondureño mata a otro hondureño,
de ver como las religiones confunden al hombre y las sectas los consume,
de ver como unos se aprovechan de otros.
Estoy harto,
de la corrupción,
del irrespeto,
del desorden,
y de la omisión.
Pero realmente no soporto,
ver mi actitud y la de mis compatriotas, que pudiendo hacer mucho, hacemos nada,
que sabiendo que la unión hace la fuerza nos alejamos y nos atacamos unos a otros;
ver las bocas escupir saliva y ejercitar las lenguas para demandar sin mover un dedo para facilitar o mejorar las cosas;
ver la actitud pasiva, dependiente y atenida de tantos compatriotas;
ver pisoteada y ensangrentada mi bandera sin que nadie mueva un dedo para levantarla y lavarla dejándola limpia y radiante para que sirva de guía en el sendero del buen ciudadano;
Estoy harto.
Realmente espero que cambiemos de actitud, de lo contrario Honduras hará honor a su nombre, aunque ya lo está haciendo lentamente...
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